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sábado, 17 de marzo de 2012

Los tres osos



“Los tres osos” es el último álbum ilustrado realizado por Anthony Browne, editado en castellano por la editorial Fondo de Cultura Económica en el año 2010. Pertenece a la colección clásicos y ha sido traducido por Fabiano Durand.


Dado que su autor, Anthony Browne, es uno de los autores de álbumes ilustrados más reconocidos internacionalmente en la actualidad, no voy a escribir nada acerca suyo ni de su obra, puesto que se merece un post (o unos cuantos) para abordar su obra en mayor profundidad.





En “Los tres osos” Anthony Browne nos ofrece la historia clásica de “Ricitos de oro y los tres ositos” pero bajo su personalísimo prisma. En ella, aborda temas como la incomunicación familiar y el miedo y la angustia al sentirse solo y perdido.




El autor nos presenta, como si de dos historias paralelas se tratara, el cuento tradicional de los tres ositos en las páginas de la derecha y en las páginas de la izquierda va ilustrando la historia de una niña que se pierde en la ciudad. Ambas historias transcurren con total independencia hasta que los tres osos regresan de su paseo al hogar, momento en el que ambas historias confluyen. No obstante, el lector conocedor del cuento tradicional puede inferir desde el principio que esa niña perdida no es otra que Ricitos de oro.


Esa independencia entre la historia de la niña perdida y la del paseo de los tres osos se aprecia tanto en la narración como en las distintas atmósferas que caracterizan a las ilustraciones de cada una de las dos historias.


Las ilustraciones de la historia de los tres osos están caracterizadas por una atmósfera liviana, luminosa y cálida. Las ilustraciones con lápices de cera son bastante tenues, dejando ver el soporte material, además al estar sangradas dan más sensación de libertad. Los colores son suaves, algo planos y de líneas redondeadas, lo cual contribuye a transmitir un ambiente cálido; frente a la atmósfera grave y dramática que caracteriza a la historia de la niña. La historia de la niña es ilustrada en un estilo realista, con claroscuros en una gama monocromática de grises (a excepción del cabello rubio de la niña). No obstante, el colorido de la historia de la niña varía a medida que trascurre la historia, apareciendo tonos amarillos desde el momento en que se encuentra con la casa de los tres osos. Además, las ilustraciones de la historia de la niña aparecen enmarcadas y secuenciadas, lo cual confiere una sensación de encarcelamiento, angustia y desasosiego. Las escenas de mayor dramatismo son aquellas que tienen un marco más definido.



Asimismo, las dos historias gozan de cierta independencia por el punto de vista narrativo adoptado. En el álbum el  hijo oso es un narrador en primera persona o intradiegético, que como personaje de la historia que es, actúa, juzga y tiene opiniones sobre los hechos y los personajes que aparecen. Por lo tanto, el narrador sólo tiene y aporta información basándose en su propia visión de los hechos, lo cual tiene un efecto original sobre el álbum, ya que el narrador prácticamente no hace ninguna alusión a la historia de la niña que va apareciendo ilustrada en cada página, puesto que la desconoce. Así, texto e ilustración van contando dos historias paralelas, y a su vez, complementarias. El código visual nos aporta información extra, que el texto no nos proporciona, por lo que es preciso prestar atención a ambos códigos para poder entender y valorar la obra en su totalidad.



Por otro lado, son destacables los detalles sorprendentes y las referencias intertextuales que son un rasgo característico de la obra de este autor. Como dice el propio A. Browne “Me gusta que haya algo en las ilustraciones que no se reconozca la primera vez, de modo que el niño pueda volver a descubrir cosas en los dibujos. Esta técnica convierte al libro en algo a lo que uno podría regresar”.


Algunos de estos detalles son los lobos que aparecen en varias de las ilustraciones del álbum, la reja que en algunos puntos tiene cabezas de osos, los árboles en forma de oso, los cabezales de las camas con forma de oso, etc.



Y para finalizar,  quisiera llamar la atención sobre la modificación significativa que hace Browne del cuento tradicional de Ricitos de oro, al solucionar el conflicto y otorgarle un final feliz al álbum del que carece el cuento popular de tradición oral.




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